9 de junio de 2006


POETA (pinchar)

LXXXVI
COLLEJAS

Al soberbio dar collejas,
tomárselo a pitorreo,
y darle tal ajetreo
por detrás de las orejas,
para que coma lentejas
de su soberbia engreída,
estando, además, podrida.
Es la cura dolorosa,
aunque ha de ser ingeniosa,
y no nos cueste la vida.

LXXXVII
UTILIDAD

El negocio de hacer muertos,
provoca los funerales,
cavar las fosas tumbales.
Es la guerra y sus aciertos,
pues hace buenos entuertos,
en donde el lucro prospera,
de esta o aquella manera.
Y nadie dirá luego
que la muerte no es sosiego,
y utilidad la primera.

LXXXVIII
TRAIDOR

A Judas ganas la mano
y por pies al mismo Cristo,
en ser un traidor malquisto,
engañando chabacano
a todo lo que esté sano,
libre y cierto de patraña,
a todo ser que no engaña.
Fiel de la infidelidad,
esa es tu felicidad:
enredar la telaraña.

Tu mentira es verdadera,
tu verdad siempre nos miente,
tu cobardía valiente,
tu valentía conejera,
o ratonera cualquiera.
Eres mentira tú mismo,
pareces un silogismo
menguado de algún sofista,
aprendiz de mal cuentista
granado de periodismo.

LXXXIX
CROCHÉ

Es tu vida de ganchillo,
marujona empedernida,
de esta a la otra vida.
Y tienes rabo y rabillo
desde la frente al tobillo.
Uno atiza, el otro ve.
Los dos tienen su caché:
en tu ojo de ensalmadora,
tu rabo de mediadora.
Plantan bien el buscapié.

XC
ADVOCATUS DIABOLI


Médicos de la justicia,
enfermeros de acusados,
defensores de agraviados.
Los más llenos a avaricia,
aprovechan la sevicia
del sistema a su acomodo,
para así hincar el codo
en espaldas castigadas,
malamente ajusticiadas.
Abogando de ese modo.

Seres que defienden todo.
Colegien en influencia
a Justicia en herencia.
Criaturas que, sobre todo,
cuidan muchísimo el modo.
Son antiguos en la moda.
Aunque a todo se acomoda.
Prolijos en los antojos,
ávidos de los despojos
con que la Justicia poda.

Robar no roban de propio,
ya que roban de lo ajeno,
sin nunca ponerse freno.
Es de justicia el acopio
de necesidad impropio.
Sus papelitos un cuento.
Siendo todo miramiento
el dinero del cliente
al que hincarle bien el diente.
Es nadar en su elemento.

No hay comentarios: