9 de agosto de 2006

IN MEDIA RES

Llegado aquí hago unas reflexiones, sobre la marcha, sobre el asunto que nos trae. Todavía estoy más seguro de que la poesía satírica y burlesca en España está prohibida. Prohibida por la ceguera de los críticos, de los lectores y de la gente en general, si apartamos ese grupo pequeño que la gusta y lee. Años de historia desgraciada, falta de libertades y su ejercicio han dado un españolito peculiar, sin sentido del humor, como no sea ese humor zafio y grueso de la tele y sus sucedáneos. Unido eso a una cierta concepción de la poesía como algo ñoño y sentimental, o una especie de confesión sentimental, algo así como reclinatorio sensiblero, pues el resultado es ése. No otro espera el que esto escribe. Y aunque en este largo poemario El alto vuelo del gato, hay décimas de todo tipo, predomina el tono burlón, sin mención de personas, ni ataques personales algunos concretos, por supuesto. Principalmente la burla va al sector social y político de la sociedad, ya que el patio está favorable para ello por el tipo de mentecato que se dedica a esos asuntos, generalmente para robar o hacer daño personal a algunos que llama opositores, y ese largo etcétera que nos dicen en los llamados informativos y que pone la prensa. En fin, hasta la próxima reflexión. Vean otro lugar donde me manifiesto.



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