11 de enero de 2007










CCXXXI
EPITAFIO A POETA MODERNO Y CELOSO

Aquí yace un poeta moderno,
cansino seguidor de Orfeo.
Huyendo siempre lo feo,
de la belleza fraterno.
Amigo y subalterno
de premios y subvenciones,
de famas y de ovaciones,
cuan torero y futbolista,
accionista tan purista.
Amigo de comisiones.

El triunfo y la fama
llamaron pronto a su puerta,
y entraron en descubierta.
No salieron de su trama
y anidaron en su rama
de pendolista famoso,
y de la gloria coloso,
a dar destino a este vate.
Callamos este debate
no se levante celoso.

CCXXXII
MALTRATO

Maltrato para la vista
llevas en tu catadura,
no es tu culpa de criatura
tan fea como malquista,
o simplemente imprevista.
Tu gesto tan inaudito,
para todos es proscrito.
Que mucho el oído aguzo
para ver sui desmenuzo
tu belleza de infinito.

CCXXXIII
EL AUTOR RECUERDA LA LOZANA ANDALUZA

No es tu culpa si tú quieres
ser una fulana, tía,
madre de la ramería.
Pero si furcia prefieres
seguro que zorra eres,
pelandusca, maturranga,
por el pernil y la manga.
Coima, ninfa cantonera,
pingo, buscona, ramera,
aunque sea de mogiganga.

Y llegados a este punto,
mi homenaje a la lozana,
la pupila más fulana,
existiendo en este asunto
del magín, y tan trasunto.
Es la Lozana Andaluza
pozo sabio en que zampuza
toda puta meretriz
su oficio como aprendiz,
y su habilidad aguza.

CCXXXIV
CARADURA

Un morro que se lo pisa,
un rostro como cemento,
un culo de buen asiento,
el mentir es su divisa,
enriquecerse premisa.
Es el más chulo que un ocho,
don de gentes y birlocho.
Tiene la parla ligera.
por si es o por si era
esta décima le abrocho.

CCXXXV
TUERTO

Pues tiene un ojo tu rostro,
caraculo compungido,
entre mofletes cogido.
Tal parece si me postro
y por capricho que arrostro,
juro ve entre dos carrillos,
tan ciegos como morcillos.
Tienes el ojo de un dios
y no ves de dos en dos
como los hombres sencillos.

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